Gilles de Kerchove, coordinador antiterrorista de la UE
Bruselas 1 de Junio de 2011. La UE trata de alinear el trabajo de los Estados miembros en la lucha contra el terrorismo, favoreciendo la cooperación y el intercambio de información entre fronteras. El principal responsable de aunar estos esfuerzos de la forma más eficaz posible es Gilles de Kerchove, coordinador antiterrorista de la Unión, quien afirma en esta entrevista que el Gobierno español ha sido extremadamente activo en la lucha contra ETA.
La misión de este belga es coordinar el trabajo del Consejo
en este ámbito, así como promover la cooperación y el diálogo entre los Estados
miembros y con terceros países. Durante los casi cuatro años de su mandato, la
UE no ha sufrido atentados de gran magnitud, un hecho que De Kerchove atribuye
tanto al buen trabajo como a la suerte, pero que no le hace bajar la guardia en
ningún momento.
Las revueltas en el mundo árabe, la guerra en Libia y la
reciente ejecución de Osama Bin Laden añaden más leña al fuego de la
incertidumbre que rodea a Al Qaeda, una organización cada vez más descentralizada
pero no por ello menos peligrosa. Su permanente amenaza convive con fenómenos
originados en Europa y para los que De Kerchove ofrece una respuesta
comunitaria e integradora.
¿Cree que las revueltas democráticas en el mundo árabe
atenuarán la radicalización y se convertirán en un factor positivo en la lucha
contra el terrorismo?
A medio y largo plazo, la democracia, una economía en forma
y el respeto a los derechos humanos es la mejor receta para deshacerse del
terrorismo. Sin embargo, existen ciertos aspectos que nos obligan a ser
cautelosos. Por un lado, Egipto y Túnez han desmantelado sus servicios de
seguridad, que eran el brazo de la opresión y de la dictadura, y ahora tenemos
que ayudarles a reconstruirlo. Un segundo factor de riesgo es que durante las
revoluciones en estos países se liberaron a muchos detenidos, entre los que hay
militantes islamistas. Además, no descarto que personas ligadas a los antiguos
regímenes en esos dos países quieran utilizar a Al Qaeda en el Magreb Islámico
(AQIM) como instrumento contrarrevolucionario, para dificultar la transición
democrática.
¿Qué consecuencias pueden tener las situaciones que viven
Yemen y Libia en materia de terrorismo?
Son dos países débiles por naturaleza. Si acaban
convirtiéndose en Estados fallidos, crecerá aún más la fuerza de AQIM y de Al
Qaeda en la Península Arábiga (AQAP). A su vez, los saqueos de almacenes de
armamento que se han producido en Libia, aunque han sido de mucha ayuda para
los opositores a Gadafi, han aumentado el riesgo de que esas armas entren en el
mercado secundario y acaben en manos de los terroristas. Disponemos de
información procedente de Argelia y de Mali que confirma que muchas de esas
armas ya han atravesado el Sahel y han llegado hasta miembros de AQIM.
¿Confía en Pakistán como aliado en la lucha contra el
terrorismo?
Tenemos dudas legítimas y preguntas que hacer a Pakistán
para entender si [la presencia de Bin Laden en su territorio] fue un fallo o si
se trató de complicidad. Pero hay que admitir que, en los últimos dos o tres
años, Pakistán ha trabajado mucho, su ejército y la policía han perdido a miles
de efectivos en la lucha contra el terrorismo. Ciertamente los esfuerzos del
país no son suficientes, aún tiene que entrar en [bastiones de la insurgencia]
como el norte de Waziristán, y ser más agresivo contra otros grupos
terroristas, como Aqani. Pero yo estoy a favor de hacer más por ayudar a
Pakistán a incrementar el control civil sobre sus servicios de Inteligencia,
mejorar la capacidad investigadora de su cuerpo policial y hacer que su sistema
criminal sea más efectivo, ya que prácticamente ningún terrorista ha sido
condenado en ese país en los últimos años.
¿Cree que la contribución de la UE puede marcar la
diferencia en los esfuerzos antiterroristas de Pakistán?
Está claro que los europeos no damos la misma cantidad de
dinero que los estadounidenses, pero tenemos una experiencia excelente en
ciertos aspectos. En todo caso, la Unión en sí misma no dispone de los medios
necesarios para marcar la diferencia, así que hay que trabajar codo con codo
con otros países, como Estados Unidos, Canadá, Australia y Japón.
El terrorismo post-Bin Laden
Varias semanas después de la muerte de Bin Laden, ¿se
siente más preocupado que aliviado?
Mi posición no ha cambiado. Se trata de un acontecimiento de
suma importancia que deteriorará aún más la organización central de Al Qaeda.
Pero no es el fin de ese grupo, que se ha diversificado y posee franquicias
como AQAP y AQIM. Los terroristas ya no son capaces de organizar ataques sofisticados
como el del 11-S, por eso ahora se valen de publicaciones escritas en un muy
buen inglés para persuadir a sus seguidores y hacer que perpetren ataques en
Europa. Están tratando de dar golpes a pequeña escala en vez de esperar a que
ocurra un segundo 11-S. Todo esto confirma que la amenaza sigue siendo seria y
que hay que permanecer vigilantes. No disponemos de información concreta, pero
es obvio que esperamos que los terroristas tomen represalias por la muerte de
Bin Laden.
¿Hay países de la UE que corran más peligro que otros?
No me corresponde a mí evaluar los riesgos en los Estados
miembros. Además, no existe un nivel de amenaza para la UE como tal.
Obviamente, y como dijo recientemente el ministro del Interior francés, si un
país tiene a sus tropas en Afganistán y Líbano, ha aprobado recientemente una
ley para prohibir el uso del burka y además está cerca del Magreb,
obviamente reúne elementos que le hacen vulnerable. Pero no me corresponde a mí
decir si Francia corre un mayor peligro que España o que Alemania, aunque por
supuesto los tres tienen que estar alerta.
ETA, un asunto entre España y Francia
¿Cree que el final de ETA está cerca?
No puedo evaluar en qué estado se encuentra ETA porque
España quiere mantener este problema como una cuestión intergubernamental,
basándose en la colaboración con Francia y Portugal, fundamentalmente. Nunca ha
insistido a la UE en su conjunto para que aborde la cuestión de ETA. Es algo
sobre lo que he hablado en varias ocasiones con el Gobierno español, y en especial
con el ministro Alfredo Pérez Rubalcaba, con quien tengo una relación muy
estrecha. No obstante, España es uno de los Estados más activos a la hora de
adoptar los instrumentos comunitarios que contribuyen a la lucha contra ETA,
como los referidos a la financiación del terrorismo y a la inclusión de la
banda en la lista europea de grupos terroristas. España está impulsando una
mayor integración europea a través de todos los mecanismos que le ayudan a ser
más eficiente en la lucha contra el terrorismo, pero nunca ha trasladado el
problema específico de ETA al nivel de la UE.
¿Cree que el Gobierno español está haciendo un buen
trabajo en su lucha contra ETA?
Las indicaciones de que dispongo apuntan a que se ha llevado
a cabo un progreso significativo, sobre todo gracias a la cooperación con
Francia. Es obvio que el Gobierno español ha sido extremadamente activo en la
lucha contra ETA, no hay duda de ello.
¿Estaría usted a favor de la negociación con este grupo
terrorista, siempre y cuando se cumplan unas determinadas condiciones?
No quiero entrometerme en asuntos nacionales tan delicados.
A medio y largo plazo estos procesos dependen de la actitud de la banda
terrorista. Cuando, como fruto de la presión a la que les sometemos, estos
grupos cambian su comportamiento, se puede contemplar una vía alternativa.
Cuando renuncian a las armas se puede abrir un tipo de proceso diferente, pero
la violencia no debe aceptarse a ningún precio.
Ha transcurrido bastante tiempo sin un atentado
terrorista de gran magnitud en suelo europeo. ¿A qué cree que se debe?
No debemos felicitarnos en exceso por ello, pero es cierto
que hemos adoptado medidas muy efectivas, como por ejemplo en lo relativo a las
fuentes de financiación del terrorismo y al intercambio de información entre
Estados miembros. A su vez, la orden de arresto europeo es muy eficiente; no
olvidemos que, hasta hace no muchos años, los miembros de ETA en otros países
de Europa no se extraditaban a España. Desde el punto de vista judicial, los
fiscales cooperan más, al igual que los servicios de Inteligencia. A su vez, la
UE ha mejorado la forma en la que recaba datos, lo que ayuda a detectar
comportamientos sospechosos. Todo esto ha contribuido a evitar ataques, pero no
significa que siempre vayamos a tener éxito.
¿Cuál ha sido el momento más crítico que recuerda durante
su desempeño como coordinador antiterrorista de la UE?
El más intenso tuvo lugar cuando intenté convencer a los
Estados miembros de que acogieran a ex prisioneros de Guantánamo para apoyar al
nuevo presidente estadounidense, Barack Obama, a cambiar su enfoque en la lucha
contra el terrorismo, de tal forma que se pasara de la guerra contra el terror,
paradigma de George W. Bush, a un enfoque más basado en el europeo. Eso
requirió mucho liderazgo por parte de los ministros, ya que no es muy popular
decir a los ciudadanos que se va a acoger a ex detenidos de Guantánamo. Fue
difícil encontrar consenso, pero lo conseguimos. Hay que reconocer que España,
francamente, mostró un gran liderazgo en este sentido.
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